La Obra a la cual pertenecemos ingresó, con una Misión Humanitaria, en África en julio de 2022, específicamente en Luanda, Angola.
Ya habíamos realizado otras incursiones, en otros años, en Etiopía y Ruanda. Fueron misiones de aproximación de un grupo menor de misioneros, por pocos días.
Pero en este año 2022, un grupo de veinticuatro misioneros, religiosos y civiles, pudo trabajar directamente con una comunidad de niños y niñas rescatados de todo tipo de abandono y sufrimiento.
Y allí fuimos colocados para ayudar en lo que fuera necesario. Estuvimos un mes entero en esa comunidad, que cuida y cría 150 niños, niñas y adolescentes que provienen de los más diversos sufrimientos, como las guerras, la brujería y la magia, la basura, el abuso, el abandono.
A partir de esa experiencia, vamos a establecer una misión humanitaria permanente en ese lugar, con el propósito de que esos niños se puedan curar interiormente y tengan una oportunidad de vida y desarrollo dignos.
Solo el Amor puede curar el dolor.
Solo el Amor puede dar la posibilidad de que un niño abusado y maltratado, traumatizado y descartado vuelva a sonreír, vuelva a jugar y vuelva a cantar.
En nuestras naciones de origen también tenemos pequeñas “áfricas” en los suburbios de las grandes ciudades, en algunos depósitos de niños a los que no se les puede llamar orfanatos, y en lugares olvidados a los que nadie va.
¿Por qué una consciencia “invertiría” su vida, para decirlo de una forma mundana (en lenguaje espiritual se diría “sacrificaría”) y la colocaría disponible para amar, cuidar y donarse para que otra vida, que está descartada, pueda volver a sonreír, jugar y cantar?
¿Qué es lo que motiva internamente a una consciencia que podría tener una vida propia, familia, desarrollo personal, éxito tal vez, a que done todos sus esfuerzos para los descartados?
¿Qué siente? ¿Qué piensa? ¿Qué pasa por su mundo interno?
¿Por qué una consciencia siente indiferencia cuando observa a un niño abusado y maltratado, traumado y descartado, víctima del sufrimiento, de las guerras, el hambre, la brujería y la magia, la basura, el tráfico, el abuso, el abandono?
¿Por qué una consciencia, no se siente motivado a tomar ninguna acción que lo coloque para asistir en los lugares donde eso existe?
¿Por qué una consciencia, si no puede presencialmente ayudar en esa situación, no colabora de alguna forma, espiritual o material, para que otros sí puedan ayudar?
¿Qué siente? ¿Qué piensa? ¿Qué pasa por su mundo interno?
No hacemos aquí reflexiones sobre aquellos que promueven y provocan consciente y deliberadamente esos sufrimientos, porque de esos se ocupará la Ley de la Justicia Divina. No tenemos ninguna duda sobre eso.
Pero a nosotros, las personas comunes que viven sobre la superficie de la Tierra, sí nos corresponde reflexionar un poco y cuestionarnos algunas cosas mientras haya tiempo. Porque llegará un momento en que ya no lo habrá, y no podremos decir que nadie nos dijo o nadie nos avisó.