¡Paz para todos!
Paz, una expresión perdida, una experiencia olvidada.
¿Qué representa la Paz para el ser humano de hoy? ¿Estamos seguros que recordamos realmente lo que significa la Paz en toda su expresión?
Para nosotros, Paz es estar conscientes de la existencia de Dios en nosotros.
Para otros puede representar no estar lejos de Dios, al menos sentir que no lo hemos abandonado y que, cada vez que nos alejamos un poco más, podemos aún encontrar el camino de retorno a Su Presencia.
Para otros, Paz podría significar tener lo que se necesita para vivir, sea material o emocional, lo que podríamos llamar de estabilidad.
Para otros, Paz podría ser expresada como un pequeño momento entre una batalla y otra.
¿Y para la humanidad en general?
Si un ser de otro mundo pudiera observar, a través de una pantalla, a toda la humanidad, todos sus movimientos, sus guerras, sus ataques a la naturaleza, sus depredaciones, sus discusiones y debates en donde se establecen los gobiernos y se llevan adelante la conducción de los pueblos, donde se experimentan nuevos elementos en nombre de la ciencia, ¿encontraría en algún rincón la Paz?
¿Qué significa en este tiempo ser un pacificador?
¿Cómo vive un pacificador? ¿Qué hace y qué no hace?
Un pacificador es un estado de consciencia, algo que se construye desde la fortaleza interior cuando nos despojamos de nuestros intereses más egoístas.
En la consciencia de un pacificador, la paz se encuentra en lo invisible, en la simplicidad del silencio. Es un atributo que se elige para atravesar, con seguridad, el territorio hostil del escenario de este mundo.
El pacificador se nutre de la Fuente Infinita del Amor Universal. El pacificador transforma cada obstáculo, cada conflicto, cada golpe en una nueva oportunidad de que el mundo reciba Misericordia.
¿Dónde están los pacificadores en el mundo de hoy? Allí donde se expresa una acción que neutraliza el conflicto, que trasciende el obstáculo, que no devuelve el golpe, allí donde puede actuar la Misericordia.
Allí existe un pacificador.
A los que nos consideramos espirituales nos corresponde cuidarlos en silencio, porque el mundo y la humanidad se están quedando sin ellos.
Padre Eterno:
dame un corazón manso,
la Luz de Tu Propósito
y la valentía para ser
un pacificador.