Liberarse de las prisiones de estos tiempos

¿Existe, para todos los que no quieren quedar presos de estas corrientes, alguna alternativa, algo que los mantenga en la esencia del ser humano, que los mantenga en aquel proyecto humano único que el Creador pensó para esta raza?
01 Mar
editorial 4

Escribimos este editorial en febrero de 2023.

Ya estamos en un nivel de sufrimiento planetario intenso. 

Después de los eventos de pérdidas masivas en el terremoto de Turquía y Siria, la humanidad ingresó en una coordenada en la cual está comenzando a entender que la situación solo puede ponerse más difícil.

Parece que algunos golpes fuertes están tocando a la puerta de la consciencia colectiva. La humanidad comienza a comprender que puede ser en cualquier lugar y puede tocarle a cualquiera.

Si no son los terremotos, serán los volcanes o el agua, la sequía o el frío.

Si eso no es suficiente para sacudir cada consciencia, serán las epidemias producidas por el propio hombre para “limpiar a la Tierra de los más débiles”.

Mientras tanto, las “modernidades”, como llama la Jerarquía Divina a las corrientes científicas, ideológicas y tecnológicas, que pretenden conducir a la humanidad a la desconexión permanente de lo superior, de lo Divino, siguen su curso frenéticamente.

Esa condición que el proyecto de la humanidad guarda en su interior, que la hace única como civilización en la Creación, su conexión directa con el Creador, con el Padre Eterno, se está intentando borrar de la matriz de la raza para debilitarla, sin que la  humanidad se dé cuenta; se intenta desconectar a cada persona del vínculo interno, cósmico y divino que la une a la Fuente de Amor y al Propósito que el Creador tiene para cada ser y para cada civilización.

Día tras día, esas corrientes desarrollan más mecanismos para colocar a la humanidad en una ilusión maquiavélica de donde las personas ya no saben cómo salir. 

Aquellos que se dan cuenta intentan resistir lo más que pueden; piden auxilio a los psicólogos y psiquiatras para que los ayuden a entender cómo, hasta hace poco, podían disfrutar de un libro, de un paseo, de sus hijos y sus amigos y ahora están todo el día ligados a las redes sociales, las que se vuelven “su alimento intelectual e interno”. 

Se van convirtiendo en  entes y algunos se están dando cuenta.

¿Pero, cómo salir de esa prisión que genera tanta dopamina? Esa sustancia que el propio ser humano produce y que lo llena de grandes cantidades de gratificación inmediata, para  no enfrentar así esa realidad que mencionamos en los primeros párrafos de este editorial.

En gran parte de la sociedad, buscar a Dios es peligroso; es para personas sin poder personal, para gente débil y en algunos casos, para gente tonta, insegura y que no tiene nada mejor que hacer. 

Tener momentos verdaderos de paz, llegar a percibir la verdad de la vida y comulgar con la Creación, son experiencias que definitivamente amenazan a esta consciencia global que se intenta establecer.

¿Cómo resuelve usted, que está compartiendo estas reflexiones, esa agonía que parte de su ser está sintiendo con estas pruebas que la humanidad  atraviesa?

¿Existe, para todos los que no quieren quedar presos de estas corrientes, alguna alternativa, algo que los mantenga en la esencia del ser humano, que los mantenga en aquel proyecto humano único que el Creador pensó para esta raza?

Sí, claro que existe. Pero cada uno de nosotros deberá estar dispuesto a luchar por su vida, por su evolución y su verdadera libertad. 

El Creador y su Creación siempre están disponibles para ayudarnos.